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¿Qué ética para el psicoanálisis?

Autor: Silvina Hernández

La pregunta por ¿qué ética para el psicoanálisis? responde a varias cuestiones sobre las que estoy trabajando.

1. La participación en el Congreso internacional de Convergencia en Barcelona.

2. Y mi seminario aquí en la Fundación sobre las nuevas presentaciones de la sexualidad.

La pregunta ¿Qué ética para la práctica analítica hoy?,  es epocal en el sentido de cómo se dicen las cosas en cada tiempo, y estamos en un tiempo en el que conviven posiciones muy extremas respecto de lo social en general. La consecuencia de estas posiciones es que se tienden a moralizar, como “buenas o malas”, ideas, prácticas, elecciones, que hacen a la subjetividad y a la identidad.

Subjetividad en el sentido de qué se dice y desde donde se enuncia lo que se dice. Y la identidad como ese cúmulo de identificaciones familiares, culturales, discursivas, biológicas, sociales y singulares, abiertas a muchas posibilidades en un primer tiempo de la vida, en la infancia, pero que se van definiendo en un modo propio en cada quien. 

(Hay una discusión por ej. sobre si la identidad de género se define o siempre es performativa, es decir que se define cada vez en cada acto. Para Judith Buttler es performativa y totalmente social y cultural, para muchas feministas latinoamericanas nacer mujer y pobre es determinante por ej.)

El psicoanálisis está más de acuerdo con que no hay predeterminación, sino que la identidad sexual es un proceso a construirse, pero que en un momento se define.

El problema al moralizar y no diferenciar lo ético de las costumbres de cada sociedad, es que en estas posiciones extremas, cuando surge un conflicto, que puede llevar a la angustia o la depresión,  la terapéutica que se propone es la de la conducta “correcta” o de la conciencia “que sabe lo que debe hacerse”. Y si esto no resulta, bueno, se medica y listo. El problema es este “listo”, porque la medicación puede ayudar mucho, pero se necesita además un espacio para hablar. El cuerpo existe y tiene sus limitaciones.

También conviven hoy en día (cómo siempre desde su invención) las críticas feroces y las adhesiones al psicoanálisis. ( por “patriarcal, heteronormativo, falocéntrico” generalemente sin haber leido a Freud y menos a Lacan. Junto a las críticas nos encontramos con la adhesión a las teorías psicoanalíticas lacanianas de todos los estudios serios de las cuestiones de género, ya sean de la antropología, la sociológia, literarias o filosóficas, etc.)

La ética es un concepto de la filosofía, que en un principio no se diferenciaba de lo que se llamaba la “doctrina de las costumbres” y que se corresponde más con la moral. Hay muchas teorías sobre la ética  que abarcan desde las virtudes, la moral, los bienes, las normas, las leyes, lo individual y lo social. Hay una ética contemporánea de mediados y fin del siglo XX y discusiones muy actuales de la ética como por ej.el uso de las redes sociales o de la llamada Inteligencia Artificial.

Los avances científicos, políticos y morales de la sociedad tienen efecto en la subjetividad, la época es también lo que Freud definía como el Unwelt, el entorno.

¿Qué ética para la práctica analítica?

Volver a Freud.

Lacan en su seminario sobre la ética (1959) (1), ubica la cuestión que corresponde específicamente al psicoanálisis destacando que la ética que nos interesa no es la del “Soberano bien” de la filosofía sino la del descubrimiento de Freud respecto de la sexualidad infantil y de lo que ello implica.  Retoma allí Lacan el concepto de Das Ding. ( Sem 7 pag. 75)

Freud enuncia su descubrimiento en el caso Dora, (F. Tomo VII pag, 50) (2)

Este punto del descubrimiento freudiano, hace a lo central del parlettre, fundamentalmente porque la sexualidad no es un institnto sino que se rige por las pulsiones, porque el deseo es el deseo del otro, la diferencia sexual remite al concepto de castración, y porque somos lenguaje, en tres registros RSI.

Somos hablados y hablantes, y eso tiene efectos.

Para el Lacan del 57 y a la altura del seminario de la Ética (58/59) el predominio de lo simbólico hace que la letra y el lenguaje sean subsidiarios de lo simbólico, el lenguaje es simbólico.

En tanto la estructura del sujeto se da por las operaciones de los tres tiempos del Edipo (sem. 5) y por  los lugares de padre o madre como funciones (lo cual aún hoy sostenemos) Y  la ley del nombre del padre, fundamental para la estructura neurótica, es predominantemente simbólica.  Aquí lo Real se acerca más a la realidad, a lo que define como lo que vuelve siempre al mismo lugar.

Lacan irá desarrollando con los años estos conceptos de RSI hasta ubicar “los efectos del accionar del lenguaje como la incidencia de y en lo Real” (sem 24)  Lo Real será aquello que solo aparece por puntas, y a lo cual apenas se lo puede agujarear con lo simbólico. Dando así a la estructura del sujeto y al lenguaje una dimensión diferente.

La estructuración subjetiva ya no solo se define por los “rígidos tiempos del Edipo”  sino por la posibilidad de partir de ciertas condiciones iniciales, respecto de las cuales solo hay posibilidad de desvíos. Al modo de las teorías del caos de las cuales el psicoanálisis se nutre después de Lacan.

(Ilya Prigogine e Isabelle Stengers. La nueva Alianza.) Estas teorías plantean un problema muy cercano a nuestro quehacer, la diferencia intrínseca entra la acción hacia el futuro y la integración en el presente de la experiencia del pasado.

Un niño llega al mundo en esas condiciones iniciales y después de ahí todo es deriva, desvíos, cortes y conexiones, en el desarrollo del drama edípico y con quienes ejercen las funciones padre/madre, y van ocupando distintos lugares, respecto de su deseo y del goce. De allí derivará la identidad sexual y el ejercicio de la sexualidad como modos propios, subjetivos, ubicados en un tiempo y lugar determinados.

Modos de goce que tienen una impronta epocal, con el riesgo de suponer una subjetividad de “hoy” igual para todos los contemporáneos y que en ese contexto se pierda lo singular del uno a uno.

Así cómo Lacan modifica sus ideas respecto del lenguaje, (cómo Freud modifica la teoría de las pulsiones) lo que no se modifica es que la sexualidad y la muerte son para Freud la roca viva de la castración, lo inabordable, el Das Ding, la cosa.  La cosa prohibida y deseada.

Este concepto freudiano es cercano al Real lacaniano de sus últimos seminarios en donde sostiene que lo único que agujerea ese Real, es el lenguaje. Tengamos en cuenta por ej. la cantidad de nombres que hay hoy para las prácticas de la sexualidad. Todo lo que tenemos que explicar.

Veamos como articular este sujeto constituído efecto del atravesamiento del drama edípico y lo que nos encontramos en el trabajo de análisis.

Dirá Lacan en la clase 2 del seminario 23 (9/12/75) pag 31 (3)

“En el análisis… todo sujeto revela que no es más que una suposición … lo llamaré una ambigüedad. Quiero decir que el sujeto como tal es siempre dividido. Se trata de dar cuenta de lo que constituye lo real de esta división.  Sobre este asunto necesitamos volver a Freud, puesto que él fue quien abrió el camino para que esto se aprehendiera”

“Freud alcanzó la intensión de decir la verdad sobre el hombre” E incomodó con lo que dijo.

Y Lacan hace su aporte,  agregando que la verdad, como el sujeto, solo puede decirse a medias, “mediodecirse”. También Lacan molestó con esto. 

Lacan presenta una definición de lenguaje en un sentido diferente al de la comunicación o el de la herramienta del mensaje, expresa que la única forma de pensar el uso del lenguaje y su eficacia, es pensándolo como lo que agujerea lo real.

“a partir de esta función del agujero, el lenguaje opera su captura de lo real” (pag 32 ) para seguir explicando este punto vuelve al soporte del nudo borromeo que había presentado en seminarios anteriores.  El nudo es la solución topológica que encuentra Lacan para explicar la relación entre los registros RSI, y como soporte de la estructura.

Para concluir:

Ante los efectos de la globalización, y de las cuestiones epocales, tenemos las asociaciones de analistas y actividades como estas para conversar y pensar juntos la clínica.

Que para el psicoanálisis el lenguaje no es solo simbólico, y que tiene efectos respecto del registro de lo real.

Qué respecto de la sexualidad hay una ética del goce, del bien-decir, y de lo singular. Hay algo propio de cada sujeto que es lo que se pone en juego en un análisis.

  1. J. Lacan. Seminario 7. Lá ética del psicoanálisis. Ed. Paidós. 1998.
  2. S. Freud. Obras Completa tomo VII. Fragmentos de un análisis de un caso de histeria. (Dora) . Ed. Amorrortu. 1992.
  3. J. Lacan. Seminario 23. El Sinthome. Ed. Paidós.  2005.
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