Texto

Entre el juego y el fantasma: el juego en los desfiladeros

Borges en su cuento Tlon, Uqbar, Orbis Tertius  comienza narrando una conversación entre él y Bioy Casares sobre la ejecución de una novela que adivinara una realidad atroz o banal por lo cual   Bioy recuerda una frase de   los heresiarcas de Uqbar habitantes de un lejano lugar del Asia menor que habían declarado que los espejos y la copulación son abominables porque multiplican el número de hombres. En el escenario de la cena al fondo del corredor hay un espejo que en la alta noche despierta algo monstruoso para ellos.

Borges en su incomodidad piensa que Bioy ha improvisado esta ficción para justificar una frase de su narración.

Pero al otro día Bioy con una enciclopedia en mano encuentra el texto de la doctrina de estos heresiarcas:

El texto de la Enciclopedia decía: Para uno de esos gnósticos el visible universo era una ilusión o un sofisma. Los espejos y la paternidad son abominables….porque lo multiplican y lo divulgan……

Lejos de especular sobre algún encuentro  forzado entre el psicoanálisis y el cuento o hacer el psicoanálisis de la obra de arte, encuentro una frase en Lógica del sentido de Deleuze, que me remite nuevamente a la resonancia de los textos de Borges “….Los artistas son clínicos, no de su propio caso ni siquiera de un caso general sino clínicos de la civilización”.

Me pregunto ¿Qué es lo abominable que multiplican  los espejos y la paternidad? ¿Qué multiplican los espejos y la sexualidad que es abominable  en el universo de lo humano?

Encuentro en mis preguntas, saliendo de la literatura, cuestiones que  me ocupan en  la práctica del psicoanálisis con niños.

Algunas ideas a compartir

La infancia implica tiempos de constitución y de intervalos. Los otros  dan cuerpo y representan  en infinitas sustituciones y desplazamientos a ese Gran  Otro.  Constituyen  un lugar Simbólico, Imaginario y Real  para el niño.

Un niño que no tiene a quien jugarle el drama edipico no tiene infancia. La novela familiar anuda versiones de pertenencia y filiación.

El descubrimiento de  los deseos inconscientes de muerte y degradación sexual, la satisfacción masturbatoria, los destinos de la pulsión y la ganancia de placer en el displacer,  lo llevarán  a Freud – entre otras cuestiones –  a conceptualizar Teorías Sexuales Infantiles, elComplejo de Edipo, La novela familiar del neurótico, el Fort-da,  Tótem y Tabú. La teoría infantil de la madre fálica  y la lectura  freudiana  de  lo Per-verso, versiones del padre en el drama de un asesinato lo llevan a decir que  la  perversión como desmentida  es estructural; la neurosis es el negativo  de la perversión.

¿Sera eso lo abominable de los espejos y de la paternidad?

No hay niño ingenuo, hay perverso polimorfo; así lo nombró Freud: La disposición sexual constitucional del niño es enormemente más variada de lo que podría creerse por lo cual merece ser llamada Perversa Polimorfa.

En su texto Mis Tesis vuelve sobre esta idea ya expuesta en Tres Ensayos precisando haber descubierto que los traumas infantiles han sido sustituidos por el infantilismo de la sexualidad. No hay etapas siendo los textos de la sexualidad infantil  construcciones a partir de los análisis de sus pacientes adultos; o sea de lo infantil nadie escapa ¿Será eso lo abominable que se divulga y multiplica? ¿Seremos finalmente los analistas de niños también una ficción como la del cuento de Borges, un juego  destinado a caer?

Cada vez que aparece la palabra niño, la representación niño, lo genético acecha, la pregunta por el origen insiste cuando no entendemos como desmontar el síntoma o la inhibición

En el cuerpo, del perverso polimorfo  hay zonas erógenas que siempre dejaran un resto a pesar de la organización genital. Fijación pulsional de una satisfacción. Vendrá la madre a recubrir con el pecho el agujero de la boca, a   tomar  la caca como regalo, a traducir el grito como  llamado, a dejar de ver para mirarlo,  y a transmitir su propia falta en relación a su deseo articulado al Nombre del Padre en “ese”  que ocupara lugar de objeto a.

Vendrá el niño como respuesta a esa alienación, condición de humanidad primera, a separarse de la madre, elaboración de un espacio transicional. Juego significante que viene a separar cuerpo-objeto en simultáneo con el  jugar en su valor de símbolo

Juego significante y juego en su valor de símbolo  se repite en el análisis, en consulta por el síntoma o inhibición.

Ana Freud en  Introducción al Psicoanálisis para Educadores hace una descripción de lo que considera la primitiva índole de un niño: “Es sucio y repugnante; no vacila en tocar y aun en llevar a la boca las cosas más nauseabundas. Es desvergonzado con su cuerpo…voraz y goloso….cruel con todos los vivos más débiles que el……….” rompe con la idea de una concepción ingenua.

¿Por eso  pensaba que no eran analizables sino educables?… Abominables a tener que ser educados

Sin embargo me encuentro en el Seminario 9 con una frase de Lacan: “Recuerden que ocurre a menudo; que el fondo del deseo de un niño es simplemente esto que nadie dice: que sea como no uno, que sea mi maldición sobre el mundo”. Lo abominable rompe con la estética de lo ingenuo y bello.

El narcisismo de los padres tallando el cuerpo del hijo ¿Es presa de poder nombrarse como abominable?

Podríamos pensar que los padres cuando consultan por sus hijos, es que sus hijos se han vuelto demasiado ajenos en su propia casa. Ya nadie lo aguanta en casa. Para tener algo de lo propio, además de un cuerpo tiene que perder algo de lo ajeno.

El niño le habla al enigma del deseo del adulto, ahí donde Piaget lee que el niño habla para sí mismo, el discurso egocéntrico, Lacan afirma  que habla a la Cantonade, tomando esa figura del teatro. El niño le habla a un tercero, tercero que  tampoco  son los padres como lo entiende Porge sino al Otro, la relación del sujeto con el Otro, tesoro de los significantes al que le faltara uno; “el sujeto puede ocupar diversos sitios según el significante bajo el cual se le coloque. Ese y esos significantes que le toquen en suerte”

Un niño que no tiene a quien hablarle no se encuentra con la infancia.

A condición de un padre muerto hay un hijo que desea. Y por el otro lado da cuenta de cómo ese hijo se ha situado en el lenguaje vía la metáfora paterna en el deseo de la madre.

Entonces ¿Lo que funda el sujeto no es el espejo sino lo que queda por fuera del espejo? Lo que divulga el espejo es otra cosa. No refleja al sujeto, condición para que un niño pueda contarse en el lenguaje jugando.

¿Qué diferencia el jugar  de un  niño, del jugar con el analista?

En la perspectiva de Winnicott: Sin juego no hay niño. Perspectiva fundante; con insistencia nos encontramos con niños que no juegan y por eso somos consultados.

Buscando; ¿Que del Sujeto? En el Seminario 2 me encuentro articulando esta lectura en el acento de algunos párrafos: Jugar es buscar en un sujeto  una presunta  regularidad que se escabulle….no hay puro juego de azar sino articulación de una palabra con otra. ……Pero desde el punto de vista de la palabra no se juega solo….hay ya articulación de tres signos; lo ganado, lo perdido y, apuesto,  lo que se repite.

Ahora si textual “No hay juego si no hay pregunta y no hay pregunta si no hay estructura. La pregunta está compuesta organizada por la estructura. En sí mismo el juego del símbolo representa y organiza independientemente de las peculiaridades de su soporte humano  ese algo llamado sujeto. El sujeto humano no fomenta este juego: ocupa  en el su lugar y desempeña allí el papel de los pequeños más y los pequeños menos. El sujeto mismo es un elemento de esa cadena que………desplegada, se organiza de acuerdo a leyes. El sujeto se halla siempre en varios planos, apresado en redes que se entrecruzan”

Para que haya juego algo tiene que quedar excluido. Sin constitución del fantasma no hay vía regia para el sujeto deseante. Estrecha relación del sujeto con el objeto a través del fantasma. El fantasma no es la imagen del espejo. El espejo es la virtualidad del  ideal de los padres y del nombre propio.

El jugar en transferencia no es a cualquier juego. Es en la repetición del juego, juego que comienza a repetirse de sesión a sesión, que se muestra la estética del Más allá…. estética de lo perdido y de lo no representable. ¿Leemos solo  lo que se juega o también lo que no se juega?

En lo Ominoso, Freud comienza el texto contándonos cuál es la estética del Psicoanálisis, no la de la circunscripta a la ciencia de lo bello, sino angustia y horror. Lo que no está en el marco del principio del placer

El juego en los desfiladeros de la repetición de lo abominable, de lo ominoso, la experiencia de la castración.

Los análisis de los niños son sus juegos de repetición  en transferencia y sus juegos que se repiten en transferencia son los análisis de los niños.El juego es un fantasma tornado inofensivo y conservado en su estructura apunta Lacan en el Seminario Problemas Cruciales en el Psicoanálisis.

El pasaje del ser al tener  ecuación fálica introduce el drama edipico; complejo ambivalente; lo cual permite en la experiencia de la castración  poner en juego al sujeto deseante resignificando las perdidas anteriores y las cesiones de objeto de un  cuerpo ajeno para hacerlo  propio. Freud nos cuenta a través de su análisis sobre el cuento del Hombre de la Arena que lo Ominoso es también ese extraño rasgo que sale por completo del marco de la representación siendo un equivalente de la castración

Cuerpo y mirada en los bordes de la ficción del jugar. Nombre propio, ideal de los padres, imagen del yo hacen al yo ajeno en su propia casa. Objetos y significantes no especularizables hacen al entramado del sujeto.

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