Supervisión y transferencia
“Nada debería recibir un nombre, por miedo a que ese mismo nombre lo transforme”
V. Woolf. Las Olas.
Se llama análisis de control o supervisión al trabajo que hace un analista al llevar el relato de un caso de su clínica a otro analista para que este escuche, intervenga respecto de las dificultades y oriente en la dirección de la cura de ese paciente.
Se asocia la supervisión con el analista novel, que se está formando cómo tal, lo cual es un mito y un error, los analistas con experiencia también supervisamos, esto lo digo en un contexto en el que creo en la formación permanente de un analista y en que se trata de estar advertido de las dificultades de nuestra praxis, que son más del orden de lo inconsciente que del saber académico o de los años de experiencia. Asi cómo no hay autoanálisis tampoco hay praxis sin supervisión.
El término análisis de control se usa principalmente para la práctica individual y supervisión para la práctica grupal.
Se cuestiona la palabra supervisión, por ser una “super-visión” como si se tratase de ver algo desde un poder especial, cuando se trata de escuchar. También podemos cuestioner la palabra control. Es el límite del lenguaje, pero también “cómo se dicen las cosas” habla de la subjetividad de la época.
El elemento fundamental de nuestra práctica como analistas es la transferencia, ya Freud en 1912 la había definido como “la más poderosa palanca del éxito y que muda en la más potente resistencia”
Esa condición del ser humano para la vida amorosa y para la sartisfación de la pulsión, en la transferencia no es más que repetición de un pasado reprimido. La transferencia como lo inconsciente sale a la luz. Freud habla del manejo de la transferencia, es decir que se permita su despliegue, que se interprete y se haga consciente para que sea esa herramienta benéfica y no repetición y resistencia.
Como la transferencia es del orden de lo inconsciente Lacan la define en el seminario 11 como “la puesta en acto de la realidad de lo inconsciente, …que es sexual”
La transferencia se produce en una escena determinada partiendo de atribuir al analista un supuesto saber. Esto también se da en una supervisión.
Qué saber tiene el analista o analista supervisor? Un saber referencial respecto de la teoría , algo de su propio inconsciente por su análisis y algo de experiencia. Pero el que verdaderamente sabe qué le pasa, es el paciente, y en el caso de una supervisión, el analista supervisante es el que “no sabe que sabe”.
Si el manejo de la transferencia es permitir el despliegue de la misma habrá que dejar que las cosas pasen, que se hable y surjan olvidos, fallidos, formas de decir las cosas, para que aparezca ese saber. Ahora veremos qué hacer en una supervisión con ese saber. Hay distintas posiciones.
La transferencia como acto implica una posición subjetiva, no es una acción más. Esa puesta en acto de la realidad de lo inconsciente es realidad psíquica. Aunque en la supervisión se cuenten datos de la realidad de ese paciente, nos va a importar cómo se vive esa realidad. Cómo realidad fantasmática.
Lacan cierra su definición con la relación de la inconsciente con lo sexual (final de la clase 11 del Sem. 11) ya la transferencia toca un límite que es la castración que nos atraviesa a todos.
El analista supervisante en transferencia de trabajo con el supervisor intenta transmitir algo del trabajo en transferencia con su paciente, planteo algunas cuestiones para pensar.
Algunos autores (1) sostienen que en la supervisión se pierde la enunciación del paciente al hablar el analista de ese paciente. La pregunta es qué y a quien se escucha en ese relato y qué se hace con eso. Aqui nos salva la transferencia, si uno conoce a quien está supervisando, si hay una transferencia de trabajo instalada, uno conoce el estilo de enunciación de ese analista que supervisa, entonces en las variaciones o movimientos de esta enunciación se filtra la enunciación del paciente. Harari decía “ Lo que se escucha en los interticios de la palabra, más allá del parloteo” (2) Muchas veces es necesario preguntar cómo dijo eso el paciente, si hay angustia, enojo, desafío, para que aparezca ese lugar de enunciación.
Cuánto y de qué hablar en una supervisión?
F. Dolto sostenía, (3) “Cuanto más cerca de su análisis esta uno mejor analista es. Pero en cierto momento se puede angustiar y ahí necesita un control. Y no creo que el control deba ser como un analista que no habla; también debe evitar hablar del propio controlado. No debe hablar más que de cuyo caso se relata” Diferencia claramente el análisis individual dándole prioridad y el control centrándolo en el caso.
Otra posición es la de Zulema Lagrotta (1) que dice “ La experiencia nos enseña que al igual que en los análisis , dejar que la transferencia labore en la sombra sin interpretarla produce los peores efecto, por ejemplo el abandono del control”.
Queda planteado cuánto hablar y de qué en una supervisión y que si esa herramienta fundamental que es la transferencia no se analiza esto puede traer problemas.
Trasnferencia y deseo de analista.
Todo aquello que tiene que ver con la praxis del psicoanalista se sostiene en transferencia y por el deseo del analista.
Deseo de soportar ese lugar de supervisor (soportar cómo soporte, como sostén- decía Lacan en La dirección de la cura) y deseo del analista en formación permanente de preguntarse respecto de su práctica.
No puede ser algo obligatorio, aunque esto suceda en las instituciones asistenciales, por la responsabilidad compartida de los pacientes. Será efectivo en tanto algo de la trasnferencia de trabajo esté instalado, que es lo obligatorio que los analistas hablen de su práctica.
Otra cuestión es si hay posibilidad de que haya discurso analítico en la supervisión, discurso entendido cómo un lugar determinado para el objeto, para el sujeto y para el saber y el significante. Lo cual implica a mi entender una ética del deseo del analista , una relación a la teoría no pedagógica, sino una articulación del analista a la teoría de la cual dispone, en aquello que se refiere al caso sobre el que se trabaja. Ética de un discurso que posibilite sostener, acompañar el deseo de analista de quien pide supervisar.
Y cierro con una cita de Claude Rabant con la que me identifico plenamente, “La trasnferencia en el control tiene el fin de hacer que se manifieste la transferencia en cuanto tal, como dimensión de acceso a lo analizable… Creo que el controlante viene a buscar y a elaborar en su control aquello que todo analista debe alcanzar en su práctica: poder confiar con todo rigor en el saber hacer de lo inconsciente”
Bibliografía:
S Freud. Sobre la dinámica de la transferencia. 1912. OC T. XII. Amorrortu editores.
- D Voronovsky. El control cuestión de anlistas. Nueva Visión. 1991.
- R Harari. ¿De qué trata la clínica lacaniana? Nueva Visión.
- Entrevista a F Dolto. Revista Direction de la cure. Paris 1984.